Desde todos los sectores de la sociedad, cada
uno con sus particularidades, se reconoce a la investigación científica como
una herramienta necesaria y fundamental para la gestión y el desarrollo; sin
embargo, ante la pregunta clave ¿y frente a esa necesidad, la academia ha
respondido adecuadamente a la demanda de la sociedad, hemos sabido impactar en
los grandes desafíos del país que tanto anhelamos tratar y resolver? Es
entonces que aparecen caras largas, y por cierto, no pocas decepciones por
parte de los actores sociales.
¿Y por qué no hemos estado a la altura? Entre
tantas razones extrínsecas e intrínsecas al investigador, quiero tratar dos
puntos que considero de suma relevancia: la consciencia e involucramiento
social y la interdisciplinariedad.
“La
responsabilidad es una noción humanista ética que sólo tiene sentido para un
sujeto consciente, eliminada por la ciencia en la búsqueda de la objetividad” dice
el gran pensador francés Edgar Morin1,
es decir que desde un puro ejercicio intelectual, la labor social no surge. Es
durante la experiencia, la vivencia de la realidad compleja, y muchas veces
dura, y en base a las interpretaciones subjetivas que cada uno realice, que
puede generarse un impulso interno a realizar un trabajo que extienda su alcance
meramente académico y pueda realizar un impacto mayor.
¿Simple? No. ¿Necesario? Estoy convencido
que sí, y ciertamente no es fácil ni cómodo. “Caminante no hay camino, se hace camino al andar” dice el poeta. Pero
ese es el gran desafío, encarar un campo para el cual casi no nos han formado
las universidades (y en algunos casos ni lo han intentado) y hacerlo convencido
de que, a pesar de las críticas y errores, uno pueda ir fortaleciendo la
sapiencia en el conocimiento del lugar a gestionar y de la población a
beneficiarse. Todo nuestro país espera mucho de nosotros y creo que, con la
adecuada predisposición, podemos dar mucho como personas de academia, no con
“respuestas y verdades”, ni con el complejo de Moisés, sino brindando mayores
elementos de análisis crítico que permitan una mejor elucidación de respuestas
para la gestión.
Pero aquí surge otra disyuntiva, ¿y se
puede hacer bien un trabajo complejo de gestión de recursos naturales y de impacto
social desde solo una disciplina?, ¿podríamos gestionar bien nuestra casa si
solo supiésemos, por ejemplo, preparar la comida?, ¿y si solo nos encargamos de
cuidar la salud de la familia? Es evidente que un trabajo integral es
necesario. Lo mismo sucede en ecosistemas de dimensiones inmensas, tanto que
muchas veces nos perdemos en el mar de temas y tocando algunos urgentes pero no
necesariamente importantes. Ahí surge la labor interdisciplinaria, en tratar de
comprender el todo y reconocer los puntos vitales para asegurar una gestión
sostenible.
Surge entonces, el gran reto de preguntarse con humildad, ¿y qué aporto desde mi vertiente?, ¿qué aportan y qué puedo aprender de otras disciplinas?, en resumen, ¿cómo puedo aspirar a un trabajo interdisciplinario de amplio alcance? Complejo desafío que requiere una apertura mental y una constante predisposición a cambiar de parecer, de reinventarse, de forma que de un modo realista, crítico y científico, podamos tentar a una gestión que responda a los desafíos de la actualidad.
Surge entonces, el gran reto de preguntarse con humildad, ¿y qué aporto desde mi vertiente?, ¿qué aportan y qué puedo aprender de otras disciplinas?, en resumen, ¿cómo puedo aspirar a un trabajo interdisciplinario de amplio alcance? Complejo desafío que requiere una apertura mental y una constante predisposición a cambiar de parecer, de reinventarse, de forma que de un modo realista, crítico y científico, podamos tentar a una gestión que responda a los desafíos de la actualidad.
“Ha
llegado el momento de estar consciente de la complejidad de la realidad
--física, biológica, social, política-- y de la realidad de la complejidad. Ha
llegado el momento de tomar conciencia de que una ciencia carente de reflexión
y una filosofía puramente especulativa son insuficientes.” 1
¿Asumiremos el gran reto que tenemos al
frente? Al menos desde nosotros, desde Proyecto Lomas, el compromiso está
hecho, a un nivel inicial, embrionario, pero así se empieza. ¿Y tú?, ¿crees que
el científico debiera involucrarse en esto?, ¿cómo aporta tu disciplina al
desarrollo nacional, es suficiente?, ¿y tú vecino, qué esperas o esperabas de
la academia?
¿Qué opinas?
(1)
Morin, Edgar. 1982. Ciencia con conciencia. Disponible en: www.edgarmorin.org
Autor: Juan Diego Del Castillo
Autor: Juan Diego Del Castillo
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