Las instituciones
locales en las lomas de Lima juegan un rol fundamental en la conservación y
gestión del ecosistema. Ellas poseen el registro histórico de diferentes
experiencias llevadas a cabo en su zona de intervención, así como una
experiencia única respecto a otras instituciones no permanentes o transitorias
(como ONGs o instituciones públicas de mayor rango). Pero, más allá del
carácter experimental de ellas, poseen elementos importantes que pueden servir
de insumos sociales para estrategias de conservación ambiciosas: motivación,
identidad y compromiso.
En todas las lomas y distritos de Lima existen diferentes
instituciones -entendidas como asociaciones o grupos que buscan un fin más trascendental
que el individual- que se encargan de impulsar estrategias y acciones dirigidas
a la conservación de estos ecosistemas. En mi experiencia, he constatado que diferentes
organizaciones ajenas a estos espacios se comunican en primera instancia con
ellas para elaborar diagnósticos básicos para la implementación de proyectos,
prestando mayor atención a su experiencia que a la de los municipios. Estas
instituciones son las asociaciones civiles de trabajo local, dirigencias
vecinales, colectivos, etc. En su mayoría operan de manera organizada, a veces
colectiva, sin fines de lucro y se consolidan como ejecutores y responsables
directos de la conservación de las lomas.
Son estas organizaciones locales las que son puntos claves
en toda estrategia que desee implementar planes de conservación. Su
fortalecimiento institucional debe sr uno de los ejes prioritarios de este
trabajo. Puede lograrse a través de estrategias directas (como la capacitación
de personas, apoyo técnico para implementación de proyectos o dotación de
recursos financieros) o estrategias indirectas (difusión de actividades
locales, visualización mediática y reconocimiento social como aliados
estratégicos en niveles horizontales de trabajo).
Con instituciones locales más fortalecidas, los procesos de
crecimiento interno y cobertura de servicios (como el de conservación) se verán
potenciados y progresivamente podría alcanzarse un estado de independencia
técnica y económica (uno de los fines últimos de los que hablan de
“empoderamiento social”). Una dirigencia vecinal, grupo o asociación local
fortalecida es capaz de generar convenios de trabajo de mayor alcance con otras
instituciones del sector público o privado, implementar proyectos de desarrollo
o canalizar recursos financieros y humanos de dimensiones más interesantes. Más
aun, será capaz de proyectar elementos de su propia cultura organizacional y
difundirlos en diferentes espacios, creando un contagio de motivación,
identidad y compromiso capaz de involucrar a más actores en los fines
relacionados a la conservación de las lomas. Por el contrario, instituciones
poco desarrolladas, dependerán siempre de otras de mayor rango, generando
resultados diferentes a los de un escenario contrario.
En la dimensión política de nuestra ciudad, para la
Municipalidad Metropolitana de Lima con el programa “Lomas de Lima” supone un
importante reto el dar cabida efectiva a estas instituciones locales. Por así
decirlo, si se vende la idea de que la conservación de las lomas es una
iniciativa que pertenece a la gestión de Susana Villarán únicamente y el
siguiente alcalde no coincide con ella, podría desarticular los resultados
obtenidos hasta la fecha. Caso contrario, lo impulsaría más al notarse un movimiento
ciudadano sólido y comprometido, si queremos histórico, de participación
ciudadana concreta.
En todo el panorama, son las instituciones locales las que deben ser protagonistas de la conservación de un ecosistema urbano particular como el de lomas. Es la mejor manera de asegurar viabilidad social, económica y ecológica en estas zonas de intervención. Quien no lo considere así, comete un grave error. ¿Ustedes qué opinan?
Autor: Diego Padilla